En conformidad con el antiguo estilo colonial, la ciudad está organizada alrededor de una plaza mayor y de la bella parroquia colonial con frontis de estilo neoclásico, Nuestra Señora de Santa Ana.
La Iglesia consta de una planta basilical de tres naves, sostenida la central sobre los horcones o pilares que se terminan en el arco triunfal, sobresaliendo el retablo rococó.
En el interior del templo se encuentra el retablo o altar mayor recientemente restaurado conservando su diseño original, que es uno de los más bellos del país; su elaborado púlpito; los altares menores, también restaurados y las naves laterales.
La Parroquia de Santa Ana es un edificio ecléctico, con siglos de construcciones y reconstrucciones que dieron como resultado un templo único. El adosamiento de la sacristía, con su carácter vernáculo, la Capilla María Auxiliadora, con el uso de las almenas para resguardar su interior de reminiscencia neogótica, las demisiones del frontis y las torres, evitan el contraste entre el barroco del cuerpo y el neoclásico de la fachada.
La construcción del edificio original se remonta al siglo XVII según documentos del Obispo Morel de Santa Cruz que datan de junio de 1751 donde dice: “Esta Iglesia posee tres naves sobre horcones, con su sacristía y coro alto e inmediato, dos campanas pequeñas y las paredes de cal y piedra y techo de teja y tabla”.