Doña Amanda Guido representa la cuarta generación de su familia que se dedica a elaborar rosquillas y hojaldras, continuando con el legado heredado por su madre, abuela y bisabuela.
Desde pequeña ayudaba a su mama, y al fallecer decidió tomar las riendas del negocio, al día realizan 4 horneadas que equivale a más de 3,000 rosquillas, pero esto no es todo el año, la cantidad aumenta dependiendo de la temporada.
La jornada laboral inicia a las 4 de la mañana, con ella trabajan 5 personas, la hornada concluye a las 4 de la tarde.
Esta pequeña empresa familiar ya tiene su clientela fiel, y es que las hojaldras y rosquillas se venden como pan caliente, sus mejores clientes son los extranjeros, quienes llegan hasta la casa de Doña Amanda para poder probar las crujientes rosquillas.